jueves, 4 de febrero de 2021
El Siku
Con este trabajo queremos entregar nuestro esfuerzo para verlo florecer en otras bocas, en otros corazones.
La elección de la Malta como flauta de Pan o Zampoña como objeto principal de estudio obedece a diversas razones, entre las cuales cabe destacar que en el ámbito del folklore andino ya sea en América indígena o criolla, ya sea en el resto del mundo, éste tamaño es el más usado, principalmente por su registro y comodidad de manejo, a su vez la música sikuri es la más extendida y conocida aunque también la más desvirtuada fuera de su contexto, y desde aquí nos gustaría hacer un solidario llamamiento a todos los sikuri que intenten tocar las melodías tradicionales conservando todo el espíritu que las ha engendrado, pues de lo contrario más vale que usen otro tipo de flauta de Pan, ya que los modelos son muchos y en toda la geografía musical del mundo.
Con el respeto que nos impone un objeto tan simple pero a la vez tan críptico, nos podremos ir adentrando en el estudio o conocimiento no sólo de la música sikuri, sino también de la música Ayarachi, Chiriguano, Pusamoreno, Chipaya, K'antu, Ayarichi, Taquile, etc....
A la vez queremos animar a quién no ha tocado nunca una zampoña, y conoce muy poco la música sikuri o desconoce del todo de que va la cosa, pero se siente atraído por motivos desconocidos tal vez arcaicos sumergidos en nuestro subconsciente, a que no ponga trabas a sus más íntimos deseos, pues aunque el hombre occidental ya se ha perdido casi irremediablemente en sus expresiones más puras, es en el arte, en este caso la música, donde puede dar rienda suelta a su verdadero espíritu tan negado hoy en día por el consumismo.
Vale por lo tanto la pena de vez en cuando tomar aliento entre el ajetreo neurótico al que estamos sometidos y sentarse un rato consigo mismo a dialogar con los ancestros pasados, revividos en cada nota de una zampoña.
Si hemos perdido nuestro bagaje como genes no nos queda otro remedio que tomar prestadas las expresiones más puras de otros pueblos, que con todo respeto no dejarán de sonar exóticas en nuestros labios, por culpa nuestra, no de ellos.
Es indudable que éste fenómeno se ha extendido por todo el mundo, y a la vez es innegable la triste realidad de un mundo occidental en completa decadencia que se debate en espasmos de muerte nuclear y que ahora, y sólo una mínima parte de él, se reconoce en el factor común que seguramente tuvo, pero en lejanas eras, con éstos pueblos que aún conservan su herencia.
pacoweb
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